Los perros suelen lamerse las patas de vez en cuando por higiene, pero algunos se dejan llevar y se lamen hasta que las almohadillas de sus patas se ponen rojas e hinchadas. Tal vez tienen heridas abiertas o áreas con falta de pelo, lo cual para algunos resulta en dolor, causando que puedan cojear al caminar.
Esto se conoce como podo dermatitis o inflamación de la piel de la pata. La podo dermatitis puede ocurrir en cualquier área de la pata, incluida la piel entre los dedos, las almohadillas, la piel alrededor de las uñas o las propias uñas. Una o más patas pueden estar involucradas pero las patas frontales tienden a ser más afectadas.
La Podo dermatitis es más una descripción que un diagnóstico. Suele ser signo de un proceso patológico subyacente que puede ser difícil de diagnosticar. Los signos pueden aparecer y desaparecer o el problema puede volverse crónico a menos que la enfermedad (o enfermedades) subyacente se identifique y se trate adecuadamente.
Las múltiples causas
Hay muchas causas posibles para la podo dermatitis y algunos perros pueden tener múltiples procesos patológicos. Algunas de las causas más comunes son:
Alergias: Estas pueden incluir desde alergias ambientales (también conocidas como dermatitis atópica) a irritantes como los ácaros del polvo, polen de plantas y esporas de moho; alergias alimentarias cutáneas o alergias a materiales que entran en contacto con las patas. Estas alergias pueden causar una sensación de picazón, que el perro intenta aliviar lamiendo o masticando las patas, lo que a veces conduce a infecciones secundarias bacterianas o fúngicas.
Parásitos: Entre otros parásitos, los perros pueden estar infestados de ácaros Demodex, que son parásitos microscópicos diminutos. Estos ácaros pueden provocar lesiones solo en las patas o también en otras partes del cuerpo.
Trauma y otras afecciones: las patas pueden verse afectadas por cuerpos extraños como astillas, quistes, trastornos del sistema inmunológico, enfermedades hormonales o metabólicas, conformación deficiente de las patas, comportamientos obsesivos, cáncer y más.
Diagnosticar el problema
Debido a que hay muchas causas posibles de la podo dermatitis, tu veterinario te hará preguntas importantes acerca de los hábitos de tu perro y le hará a un examen para buscar otros signos de la enfermedad.
Los diagnósticos generalmente consisten en observar bajo un microscopio los restos de raspaduras de piel o pelo para buscar células inflamatorias, bacterias, levaduras y parásitos. Tu veterinario también puede recomendar cultivos de bacterias y hongos, así como biopsias de piel.
Para ayudar a identificar otras causas subyacentes, es posible que se necesiten pruebas adicionales que incluyen análisis de sangre y orina, radiografías de las patas para evaluar los huesos y buscar cuerpos extraños y pruebas de alimentos para detectar posibles alergias alimentarias.
Debido a que el diagnóstico puede ser complicado, a veces toma de semanas a meses poder determinar la causa exacta. Es importante tener paciencia y regresar a las citas de chequeo para que el tratamiento correcto pueda ser aplicado y brinde alivio a tu perro.
Tratamiento
El tratamiento puede variar dependiendo la causa. Para infecciones bacterianas el tratamiento comúnmente incluye shampoos, jabones o toallitas tópicas para las patas, así como antibiótico oral o medicina anti hongos. Se pueden administrar esteroides para ayudar a reducir la hinchazón y la inflamación.
Si hay masas o cuerpos extraños, es posible que se requiera cirugía. En el caso de una alergia subyacente o una enfermedad inmunomediada es posible que el problema nunca se cure por completo, pero generalmente se puede tratar con medicamentos o alimentos hipoalergénicos. El tratamiento puede durar toda la vida, pero a los perros les va bastante bien.
El pronóstico final de la podo dermatitis depende del diagnóstico. Con el tratamiento adecuado, se puede disminuir que se laman y mastiquen las almohadillas para que los perros se sientan más cómodos. Tu veterinario puede recomendarte botines o collares inflables para ayudar a evitar que se lama o muerda las patas.
